En esta segunda semana, lo más relevante ha destacar es el simulacro de incendios que hicimos.
El día antes de que se efectuara el simulacro preparamos a los niños para que no se asustaran diciéndoles lo que debían hacer en caso de que la alarma de incendios sonara. Asignamos tareas a dos niños: uno de ellos debía ir al baño que está al lado de la clace a comprobar que no hubiera nadie y el otro alumno debía ser el último en salir del aula asegurándose de que no hubiera ningún compañero dentro, cerrando la puerta y poniendo una silla por fuera de la clase como señal de que estaba vacía. También les dijimos que no debían asustarse, ni correr y, sobre todo, no gritar. Algunas clases, como la de 3 años, lo ensayaron.
Pues bien, al día siguiente, cuando sonó la alarma de incendios ninguno de los niños sabía el motivo, es más, algunos pensaban que era la hora de ir al patio. Cuando les dijimos que era por el incendio todos se levantaron y fueron corriendo y gritando a "hacer la fila" para salir sin ingún orden del aula. Lo que sí me llamó la atención fue que el niño encargado de comprobar que en el aula no quedara nadie para cerrar la puerta y colocar la silla se acordaba perfectamente de cual era su cometido (¡excepto que la silla la iba a poner dentro del aula!), cosa que no pasó con la alumna que debía mirar en el cuarto de baño.
Uno de los niños, a pesar de que sabía que se trataba de un simulacro, se puso muy nervioso e incluso lloró un poco.
Como anecdota or diré que la imaginación de los niños es tal que alguno de ellos afirmaba haber visto el humo que salía del incendio.
¡Esos maravillosos bajitos! =)
jaja.pobrecillos!!!Pero bueno, aunque el simulacro no salió como debía por lo menos tuvieron su primera experiencia en "simulacros" seguro que para el próximo lo hacen mejor. Siendo niños tan pequeños es normal que se asusten y se imagen hasta que han visto el humo.
ResponderEliminarFíjate el niño que estaba encargado de ver que nadie quedara en la clase como hizo su labor, aunque lo de poner la silla por dentro fuera un fallo, pero de todo se aprende.
A estas edades, es normal que algún niño se asuste, pues no es habitual que suene la alarma de incendios del colegio. Si además, nunca habían realizado un simulacro, es normal que los pequeños se sientan algo desconcertados y la actividad no saliera como estaba prevista. Ellos lo ven como un juego y por eso emplean su imaginación para narrar lo ocurrido. Otro aspecto a reflexionar es que si algún niño faltó el día anterior y no sabía lo que iba a ocurrir pudo sentir mucho miedo y nerviosismo. En los próximos simulacros todos sabrán como actuar, pues a partir de esta experiencia el maestro les preparará en mayor medida para la actividad y los niños serán más conscientes de la situación.
ResponderEliminarSeguro que luego fueron contando todo a sus padres, incluyendo aquello que sus pequeñas mentes imaginaron, viviéndolo de modos totalmente diferentes y creativos. ¡Qué bonita experiencia!
Una reflexión con tu comentario me ha planteado la importancia de esta gran actividad con los peques porque pocos colegios llevan a cabo estos simulacros de incendio y creo que es un ejercicio que se deberia llevar obligatoriamente en todas las aulas de infantil porque el descontrol que se forma con ellos se podrian solventar si conocieran las reglas y normas de un simulacro.
ResponderEliminarQue experiencia más emocionante, nunca se me habría ocurrido.
ResponderEliminarMe ha arecido muy bien aunque si no se acordaban de un día para otro, menos aún se van acordar cuando pases unos meses aunque esperemos que no sea necesario llevarlo a cabo, porque indudablemente sería una utentico caos!!!
Has vivido una experiencia que me hubiera gustado vivirla a mí ¡Enhorabuena!
Cuando leí tu entrada me hizo mucha gracia y creo que es oportuno que la comentase. Yo creo que todo el mundo hemos hecho algún simulacro de incendios pero hacerlos con niños de educación infantil tuvo que ser muy muy graciso.
ResponderEliminar